jueves, 13 de mayo de 2010

Pintor que sueñas


Sueñas con la vida a pesar de tu muerte.
Lobos del sigilo te pensiguen,
solo escapas cuando llegas a un meandro de tu espíritu.
En el silencio curas de color tus heridas.

Aún no has creado, oh Dios, tu aliento todavía no es Palabra,
la garganta no converge la energía de tu soplo,
eso está a punto de suceder,
y ya la hybris de tus hijos en tu sueño reniegan de ti.

Disculpa mi osadía de monje blanco,
en el jardín de la forma y del color no se deben repetir errores,
no faltaré al antiguo crimen de imitarte de manera negativa.
Quiero destruir mi efigie, fetiche idolátrico brulador de tu esencia.

Cervatillo has abierto


Has abierto, cervatillo, una ventana.
Ya no hay detalle en tí; todo es nada.
Te despojaste hasta del líquido de tus venas.
Ya no caminas a la fuente de agua en la montaña, la tienes en tí.

Eres arena del desierto, voz del silencio.
Eres fuego de cenit, ardor primigenio.
La tarde suelta de la cárcel sus sombras,
tú comienzas el gran día.

Soy el anciano


Soy en anciano que camina
presto a la muerte.
Llevo en mis arrugas la vida
engendrada desde el Alfa.

Tengo: la mano en el bastón, falo salvador,
la mirada en el horizonte, madre tierra.
Camino envuelto en el azul del viento,
me dirige en una danza de oxígeno eterno.