
Santa Marta, 2 de Julio de 2011
Adiós Mar Caribe, camaleón que habitas el desierto de mi corazón.
Espero dormir algún día en tus arrullos.
Porque en ti el niño inocente
Despierta los recuerdos del vientre
Materno, sus olas y murmullos.
Adiós Mar Caribe, arenas blancas que contrastan con la gente negra.
Quisiera que me arroparas en noches de frío,
Deseo que me libres de la soledad abrumadora;
O que en aquellas meridanos cuando la polvareda del estío
Levanta su furia de fuego, seas consuelo y frescura.
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